viernes, 4 de enero de 2013

¿Obligación? ¿Gusto?

La palabra obligación ha desarrollado una mala fama con el tiempo.  Hay frases que no me dejan muy convencida de querer algo:


  • "Es mi obligación darle lo mejor a mis hijos"
  • "Es mi obligación trabajar"
  • "Es mi obligación cumplir con mi esposa"
  • etc.
¿Cómo se me va a antojar tener hijos? ¿casarme? ¿comprar una casa? ¡Si después tengo que hacer tantas cosas!
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Pero que tal si esa obligación se combina con el gusto de comprometerse con eso. Cuando veo a las personas tener amistad con sus hijos, que disfrutan su trabajo, que aman y ven a sus espos@s con tanto amor, ¡vaya que quiero comprometerme!. 

Es mi gusto convivir con la familia y no es que yo le ande convenciendo a hacerlo, sino que cuando lo hago, pues se antoja (y no piense mal). 

Estaba tan ciega en pensar que es "de flojera" tener una relación formal, tener hijos, casarme, si lo que realmente me fallaba era mi enfoque. Agradeciendo cada detalle, disfrutando los momentos de ocio y haciendo mi trabajo mi vocación, es como se me quita la flojera, y empiezo a VIVIR.